Según
la leyenda hindú, hubo un tiempo en el que todos los hombres que habitaban la
tierra eran dioses, pero esos hombres pecaron y ultrajaron su divinidad hasta
el extremo que Brahma, el Dios supremo, decidió desposeer a los hombres de su
divinidad y ocultarla en un lugar dónde no pudieran hallarla y ultrajarla de
nuevo.
—La enterraremos en lo
más profundo de la tierra—dijeron los otros dioses.
— No—respondió Brahma—,
porque el hombre excavará la tierra y la encontrará.
—En tal caso la
esconderemos en el océano más profundo—replicaron.
— No—respondió Brahma—,
porque el hombre aprenderá a explorar el mar y también allí la encontrará.
—La ocultaremos en la
montaña más alta—propusieron.
— No—respondió Brahma—,
porque el hombre escalará un día todas las montañas de la tierra y capturará de
nuevo su divinidad.
—Entonces no sabemos
dónde ocultarla para que el hombre no pueda dar con ella—contestaron los dioses
menores.
— Yo os diré dónde la
ocultaremos—respondió Brahma—.La ocultaremos dentro del propio hombre. Jamás se
le ocurrirá buscar allí.
Y eso hicieron.
Fuente El poder de las
palabras de Kevin Hall
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