Por la calle vi a una niña muy pobre, tiritando de frío dentro de un ligero
vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente.
Me encolericé y le dije a Dios:
Durante un rato, Dios guardó silencio.
Pero aquella noche, de improviso, me respondió:
— Ciertamente he hecho algo…Te he hecho a ti.
Fuente: sopa de pollo para el alma
imagen: morguefile
No hay comentarios:
Publicar un comentario